ENFERMEDADES
INESPERADAS:
AH1N1
Irene Romero Nájera
En esta época que estamos
viviendo, nos encontramos constantemente con mayores riesgos que atentan contra
la vida humana y la salud. No es extraño que aparezcan nuevas enfermedades
asociadas a virus o bacterias. Sobre todo si tomamos en cuenta la evolución
natural de las especies y, en particular, la situación de deterioro ambiental
que estamos experimentando en todo el planeta.
En la actualidad existe en
nuestro país la manifestación de un virus que ha puesto al mundo de cabeza:
entre vuelos cancelados y extranjeros en cuarentena, tanto la economía mundial
como el sentimiento de rechazo en otros
países han propiciado un ambiente de malestar y resentimiento. A lo largo de la
historia, el ser humano ha luchado batallas extenuantes contra la selección
natural que opera en todas las especies, en todos los continentes y en todos
los ambientes. Con la tecnología y los avances científicos hemos sido capaces
de salir adelante ante la presencia de algunos desastres naturales, entre los
que se encuentran inundaciones, huracanes, erupciones volcánicas, terremotos,
etc., y el surgimiento de enfermedades no es la excepción. Recordemos, por
ejemplo, un caso que provocó grandes pérdidas humanas: la peste bubónica o
peste negra que se extendió por Europa en la Edad Medio entre los años 1348 y
1361. Esta enfermedad se transmitía el piquete de pulgas, y las ratas eran las
principales portadoras de este insecto. La infección, que atacaba tanto a
humanos como a ratas, era causada por bacteria que circulaba en el torrente
sanguíneo. Ésta ocasionaba altas temperaturas y muerte envenenamiento en la
sangre o septicemia. Debido a la cercanía que tenemos con las ratas, se
favoreció el transporte de pulgas entre estos roedores y los humanos, lo que
llevó a la rápida propagación de la peste en todo el continente. La enfermedad
en los humanos ocasionó en promedio la muerte de 60% de los casos reportados y,
en algunas regiones, se alcanzaron cifras de hasta 90% de mortandad. En la
actualidad, esta plaga se considera extinta, debido a las vacunas y a los
antibióticos que se crearon para combatirla.
Con los antecedentes que tenemos
de otras epidemias, cuando apareció en nuevo virus de influenza A H1N1, en
algunos estados de la República Mexicana se aplicaron varias medidas que se
denominaron de contingencia sanitaria, para proteger a la población.
¿Qué es una
contingencia sanitaria?
Empecemos por definir cada una de
las palabras que forman esta frase; según el DRAE, contingencia es la
posibilidad o riesgo de que suceda una cosa. Por ejemplo, que el parto se
adelante es una contingencia que debemos tener en cuenta. También se considera
un hecho o problema que se plantea de forma imprevista. Por ejemplo, hay que
estar preparados ante cualquier contingencia.
En cuanto a sanitaria, se refiere
a la sanidad y sus prácticas, al aseo e higiene personal como la desinfección
de baños públicos, por ejemplo.
Juntando los significados de
ambas palabras, podemos concluir que contingencia sanitaria es la
implementación de medidas higiénicas preventivas para reducir el riesgo de que
se presente una situación peligrosa en materia de salud y que ésta se salga
fuera de control.
En este caso, se trata de evitar
que la influenza A H1N1 se siga esparciendo en la población humana de manera
descontrolada ya que, al ser un virus nuevo, apenas se están llevando a cabo
las investigaciones pertinentes para conocer sus mecanismos de operación, su
procedencia y la manera de combatirlo. Si existiera una vacuna preventiva, los
riesgos de una epidemia, sino que estamos presenciando lo que se conoce como
“pandemia”. La diferencia entre epidemia y pandemia es que la primera ataca a
los habitantes de un mismo territorio, mientras que la segunda se extiende a
otros países. A fin de evaluar el riesgo de una epidemia a nivel mundial, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido ciertos criterios para
clasificar las fases de alerta de acuerdo con el nivel de contagio de la
enfermedad.
¿Qué significan las
fases de alerta?
La fase de alerta mundial en la
que nos encontramos para la influenza mencionada es el nivel seis, según la
clasificación de la OMS. Estas fases van cambiando conforme para el tiempo en
que dicho agente está presente y circulando dentro de la población. Tomando en
cuenta que los virus y bacterias circulan de manera natural en todas las
especies, es común que un organismo sea el vector o transportador de éstos. De
esa manera, se mueven y esparcen a diferentes lugares y a otros seres vivos.
Debido a la mayor movilidad que tienen las aves, éstas han sido los principales
transportadores de enfermedades desde tiempos remotos. Sin embargo, no sólo
ellas son transmisoras, también lo son otros organismos como los mosquitos, las
ratas, las garrapatas y muchos más.
En cuanto al virus de la
influenza, se sabe que circula constantemente entre animales, en especial en
las aves. A partir de este hecho, se analizaron y elaboraron las siguientes
fases de contagio.
·
Fase 1: La infección sucede entre animales y no
se transmite a humanos
·
Fase 2: La infección se transmite entre animales
domésticos y animales silvestres, aunque se pueden reportar algunos casos de
transmisión a humanos.
·
Fase 3: La infección se transmite de animales a
humanos, pero no es lo suficientemente poderosa como para transmitirse entre
humanos, aunque pueden reportarse casos aislados de contagio entre los miembros
de una misma familia. Sin embargo, los datos de infección no indican un riesgo
potencial de convertirse en pandemia.
·
Fase 4: La infección se transmite entre humanos
y suele provenir de contagios con animales o de humanos que se infectaron
previamente con animales. La alerta en este caso es a nivel de comunidad.
·
Fase 5: La infección se esparce entre humanos de
al menos dos países en una sola región. En esta fase la señal que se produzca una
pandemia es inminente y se deben llevar a cabo las medidas de sanidad que correspondientes
para frenarla hasta donde sea posible.
·
Fase 6: La infección está en fase de pandemia en
la que se manifiestan brotes a nivel comunidad en varios países de diferentes
regiones.
El ciclo de las epidemias y
pandemias suele presentarse por oleadas en las que habrá un pico máximo de
contagios; éstos irán disminuyendo hasta convertirse en infecciones
estacionales, como ya sucede con la influenza tipo A y B, que normalmente se
presentan en invierno. Cuando se haya reducido el contagio de la influenza
porcina, se espera que ya exista una vacuna y medicamentos al alcance de todos.
De esta manera, se controlará una enfermedad más de las varias que han existido
a lo largo de nuestra historia.
¿Cómo pasó el virus
de los animales a los humanos?
Uno de los mecanismos que tienen
los organismos para cambiar y adaptarse a su entorno es la mutación. Una
mutación es la modificación de la información genética. La nueva modificación
se transmite a la descendencia de generación en generación y, por lo general,
suele tardar varios años hasta que logra fijarse de manera definitiva en una
población.
En algunas ocasiones, esta
modificación puede ser perjudicial, como en el caso de enfermedades y síndromes
que se presentan en los humanos, por ejemplo, el síndrome de Down. Sin embargo,
en otras resulta beneficiosa, como ha sucedido en varias especies a lo largo de
la su historia evolutiva, donde han tenido que cambiar ciertas características
para sobrevivir, por ejemplo, a las inclemencias del tiempo en entornos
hostiles como los polos norte y sur o los desiertos. Así, el pelaje de los osos
polares fue cambiando hasta hacerse muy abundante y grasoso para resistir el
frío: o el color de piel en la raza negra, que cambiando de tonalidad hasta
hacerse oscuro para tolerar exposiciones solares intensas.
Cada mutación suele hacer a los
virus más fuertes y resistentes a las condiciones adversas que se puedan
presentar, como un medicamento que lograra aniquilarlo. Además, el tiempo en
que tarda en fijarse la mutación suele ser muy rápido: en dos o tres
generaciones del virus ya estará codificada la información para replicarla con
dicho cambio en una nueva cepa.
En el caso del virus de influenza
A H1N1, el humano se lo transmitió al cerdo, en el cerdo mutó y lo devolvió a
los humanos como una nueva cepa. La afinidad genética que tenemos con los
cerdos propició que el virus pasara rápidamente a los humanos de nueva cuenta.
Adicionalmente, el contacto directo que tenemos con estos animales desde que
fueron domesticados (alrededor del año 7000 a.C.) facilitó aún más la
transmisión.
¿Estamos ante una
amenaza mortal?
Hasta donde han informado las
autoridades correspondientes, el virus tiene cura. Sólo hay que estar
pendientes de sus primeros síntomas para acudir al servicio médico e iniciar el
tratamiento. Así que aunque se presenten los síntomas no hay que tener miedo,
simplemente no debemos esperar hasta que se compliquen más. La manera en la que
han muerto personas es por una complicación en los pulmones conocida como
neumonía. La neumonía es una inflamación de los pulmones o parte de éstos
ocasionada por virus o bacterias. La presencia de algún agente infeccioso
estimula la producción de mucosas que se van acumulando y obstruyendo las vías
respiratorias hasta ocasionar una asfixia paulatina en la que no llega el
oxígeno suficiente al cerebro y entonces éste deja de funcionar.
El mayor riesgo está entre las
personas de bajos recursos y comunidades rurales marginadas y que, por ello, no
tienen acceso a servicios médicos y a la información de manera oportuna. No
sólo eso, sino que además son personas que debido a su pobre alimentación,
usualmente están desnutridas y con un sistema inmunológico deficiente. Los
agentes infecciosos suelen atacar a los organismos más débiles; en este caso,
este grupo de individuos son su principal blanco ya que su organismo no podrá
defenderse ante dicho ataque.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?
Los síntomas que se presentan con
mayor frecuencia son los siguientes:
·
Fiebre alta
·
Tos
·
Dolor de garganta
·
Flujo nasal
·
Dolores en el cuerpo
·
Dolor de cabeza
·
Escalofríos
·
Fatiga
También se han reportado casos
esporádicos de la presencia de vómito y diarrea.
Datos científicos
Según un artículo publicado en la
revista Science, se tiene un panorama aproximado acerca de la situación actual
del virus A H1N1. En mayo de 2009 se reportaron en México 11 357 casos
probables de infectados con el virus, de los cuales 822 fueron confirmados.
Posiblemente estos datos estén subestimados debido a que las autoridades de
salud se enfocaron nada más en los incidentes más graves. Asimismo, los casos
graves en adultos mayores de 60 años pueden ser difíciles de diagnosticar por
la alta tasa de enfermedades respiratorias que se presenta en este grupo de
individuos. Por otro lado, también hubo muertes de individuos que
potencialmente se debieron al virus, pero no se analizaron; o por el caso
contrario, casos que murieron antes de saber el diagnóstico y que fueron
contabilizados como parte del grupo de muertes causadas por el virus.
En general, los primeros resultados
de las investigaciones muestran que:
·
Varias muestran biológicas que se tomaron
estaban incompletas.
·
La cadena del nuevo virus de influenza es
similar a las cadenas del virus estacional.
·
Los datos obtenidos en la población La Gloria,
Veracruz, indican que 616 individuos de una población de 1575 habitantes
tuvieron una infección respiratoria aguda entre el 15 de febrero y el 14 de
abril. En este mismo poblado se pudo observar que el ataque del virus variaba
según la edad: 61% de los afectados tenían menos de 15 años de edad, mientras
que 29% fueron mayores de esta edad. La tasa de ataques en La Gloria es
comparable con la tasa observada en otras pandemias.
·
Es necesario evaluar los costos económicos y
sociales que las medidas de contingencia sanitaria conllevan, como el cierre de
clases contra el número de vidas salvadas por esta medida precautoria.
·
Es importante resaltar que los antivirales
necesarios para combatir el virus están disponibles; sin embargo, también hay
que monitorear su uso debido a que el virus puede desarrollar cierta
resistencia ante estos medicamentos.
·
Se tiene que optimizar el estudio, diseño y
protocolo de vigilancia. Es necesaria que aporten una mejor información para
estimar los factores desconocidos que se presentan ante la manifestación de una
epidemia.
·
Los organismos responsables de la salud pública
tendrán que proveer información científica detallada en cuanto a la transmisión
del virus en casa y en las escuelas para evitar ataques de histeria entre la
población.
·
Los datos obtenidos de México y de otros países
han permitido entender el origen, la extensión, la transmisibilidad y la
gravedad de la actual pandemia. Sin embargo, aún no se conocen otros aspectos,
como los periodos de incubación y los periodos infecciosos.
·
En tanto que la epidemia se siga esparciendo, la
gravedad podrá variar en cada país dependiendo de los recursos que se tengan en
el cuidado de la salud y de las medidas que adopte cada institución de salud
pública para mitigar el impacto. Adicionalmente, lo peligroso del ataque puede
variar de acuerdo con la susceptibilidad de la gente en cada región.
·
La evolución del virus en cuanto a
transmisibilidad, antigenicidad, virulencia y resistencia antiviral de éste o
cualquier otro virus de influenza es difícil de predecir. En la medida en que
las instituciones de salud pública obtengan una mayor cantidad de datos
epidemiológicos, se podrán elaborar modelos con diferentes escenarios y
contextos para guiar los esfuerzos y las medidas preventivas que deberán
ponerse en práctica en cada región o país.
¿Qué podemos hacer
desde la escuela para evitar el contagio?
Hay varias medidas de prevención
que incluso se han anunciado repetidamente en la televisión. Lo importante es
saber que la transmisión se produce por contacto humano, no se trata de que el
virus esté en el ambiente, sino que el contagio se produce por medio de la
saliva, el sudor o los restos de piel.
A continuación se presenta una
lista con las recomendaciones más relevantes que se pueden llevar a cabo dentro
de la escuela, la mayoría de ellas propuestas por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM):
1. Limpieza
exhaustiva y desinfección con agua, cloro y jabón de aulas, cubículos,
sanitarios, pasillos, auditorios, cafeterías y espacios de todos y cada uno de los planteles.
2. Elaboración
de diversas guías informativas que orienten a los alumnos, académicos,
profesores, trabajadores, usuarios y visitantes.
3. Mantenerse
permanentemente informado del curso de la situación y de las acciones por
emprender.
4. No
saludar de mano de beso a otras personas.
5. Cubrirse
la boca al toser o estornudar, ya sea sobre el ángulo interno del codo, o sobre
un pañuelo desechable que deberá tirarse dentro de un contenedor de basura que
tenga bolsa de plástico.
6. Evitar
escupir.
7. Lavarse
las manos con jabón tan frecuentemente como sea posible. Después de utilizar
transporte público, lavarse las manos al llegar a la escuela y a la casa.
8. Evitar
tocarse la cara (nariz, ojos y boca) para impedir la transmisión de gérmenes.
9. Evitar
actividades grupales distintas de las clases. Regresar a casa en cuanto se
terminen las actividades escolares del día.
10. Evitar
compartir útiles y equipo escolar, así como artículos personales como el
teléfono celular, plumas, lápices, unidades USB, audífonos, entre otros.
11. Evitar
el contacto con la gente enferma de influenza A. Si se presentan síntomas de la
enfermedad, no asistir a clases, informar a alguno de los profesores o
autoridades del plantel y consultar al médico.
12. En
caso de que algún compañero –alumno, profesor o trabajador- presente signos o
síntomas de enfermedad respiratorias, recomendarle que asista al médico y
avisar a las autoridades de la escuela para monitorear y dar seguimiento a
posibles casos de influenza A.
13. Evitar
traer mascotas a las instalaciones de trabajo.
14. Evitar
comer dentro de las aulas, salones de usos múltiples y laboratorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario