domingo, 23 de septiembre de 2012

FISICA EN EL BILLAR


FISICA EN EL BILLAR

Paco ignoraba que mi familia posee una larga historia de buenos jugadores con las “esferas de marfil” y aunque yo soy la excepción en la práctica, en teoría me defiendo bien. Pero a decir verdad, dominar solamente esto último casi nuca sirve de mucho. Paco suponía que mi papá no vería con buenos ojos que su vástago fuera a jugar billar.
Es muy curioso el comportamiento social que tenemos hacia este juego: poseer una mesa de billar en casa es reflejo de un aceptable estatus social, pero ir a un establecimiento a jugar en muchas ocasiones es indicativo de lo contrario.
La imagen que se tiene de los lugares donde se practica billar no es muy favorable. Muchas veces los billares son sitios donde se apuesta aunque esté prohibido, se fuma en exceso, se vende licor.  Y aunque no debemos negar que en ciertos locales de las grandes ciudades y en muchos pueblos del país sí llegamos a encontrar con estos ambientes extremos, también es cierto que existen muchos sitios para la práctica de este juego con un buen ambiente. Hay tantos de un tipo como de otro.
Es una lástima que un juego tan hermoso, con historia, con jugadores de leyenda, con partidas memorables y para el cual se requiere una habilidad muy especial porque se aplican ciertas reglas de física y de matemáticas, sea visto por algunas personas como algo vulgar, cuando puede ser tan sana esta práctica como ir al cine o salir al parque a jugar futbol. No nos neguemos la posibilidad de practicarlo nosotros. Busquemos las opciones en dónde jugarlo. Y para que el interés crezca, deseo compartir con ustedes algunos “trucos” que se necesitan para dominarlo, aunque debemos estar conscientes, como dije, que la práctica hace al maestro.
ALGUNAS REGLAS Y DEFINICIONES
·         Se llama taco al palo con el que se golpean las bolas
·         La punta del taco que hace tacto con la bola se denomina botana
·         La tiza es un gis comprimido de tono azulado que se unta en la botana antes de efectuar cualquier otro tiro. El propósito es que la bola siempre se dirija en la dirección que coloquemos lo largo del taco. De lo contrario, la bola se puede ir “chueca”. En términos físicos decimos que la tiza aumenta la fricción entre la bola y la botana. Todos los tiros que se explican en este artículo deben realizarse con tiza en la botana.
·         Existen dos formas clásicas para el juego del billar: una con 6 hoyos en la mesa, denominados buchacas. La finalidad de esta forma es pegarle con el taco a una bola para que golpee a las demás, que pueden ser hasta 15, para introducirlas en las buchacas. Este estilo se denomina pull. La otra modalidad es con la mesa lisa, sin hoyos. Aquí el propósito es golpear forzosamente con una bola a otras dos. A esta modalidad se le denomina carambola.
·         En ambos estilos de juego, las bolas deben poseer el mismo tamaño y la misma masa; no puede haber ni siquiera una diferente.
·         Se le denomina paño a la tela que cubre la mesa del billar donde se desplazan las bolas (ver ilustración: Elementos para jugar billar)
·         Las bandas son los lados de la mesa rectangular de billar. No consisten en paredes verticales, sino que tienen cierta inclinación hacia dentro (ver figura I)


SOBRE LAS CARACTERISTICAS DE LAS BOLAS DE BILLAR
Las bolas son de un material que permite, cuando chocan, un buen rebote entre ellas. Este tipo de colisiones se denominan elásticas. Ejemplo de una colisión inelástica serán dos bolas de plastilina que al encontrarse se mantendrían unidas después del impacto.
En un choque elástico de frente de dos cuerpos idénticos (donde el centro del primero se dirige exactamente hacia el centro del otro) se intercambian los estados en los que se encuentran antes de la colisión. Es decir, si un cuerpo A en movimiento choca de frente contra un cuerpo B en reposo, después del choque, el cuerpo A permanecerá en reposo y el B en movimiento.

Caso muy diferente si uno de mayor masa choca contra uno de menor en reposo, porque ambos se moverán en la misma dirección; contrario que cuando se impacta uno de menor masa contra uno de mayor en reposo, porque el primero rebotará.

Deberíamos deducir, por lo anterior; que las bolas de billar, al chocar, intercambian estados, pues se trata de cuerpos con la misma masa. Pero muy extraño que parezca, pueden suceder cosas diferentes gracias a los “efectos” que se le apliquen a la bola que pongamos en movimiento inicialmente con el taco. Por comodidad le llamaremos siempre bola blanca.
Una bola puede ser golpeada con el taco en muchos lugares diferentes: en el centro, arriba, abajo, a la derecha o a la izquierda de este punto.
Cuando la bola blanca es golpeada en el centro, sólo le imprimimos un movimiento hacia delante en la misma dirección en que coloquemos lo largo del taco, pero no le proporcionamos giro. Se  desplazará algunos centímetros sin girar y posteriormente girará por la fricción con el paño, por el contacto con él. Esto es, alrededor de 15 o 20 centímetros –depende de la fuerza del golpe con el taco- se moverá sin rodar. Pasando esta distancia, tendrá dos movimientos, el del desplazamiento hacia delante y del giro, como lo tienen las llantas de las bicicletas al andar. Si antes de obtener el giro, la bola blanca choca de frente contra una bola roja que se encuentra en reposo, ya sabemos que intercambian estados.
Pero si ahora golpeamos la bola blanca debajo del centro, no sólo se desplazará hacia delante, sino que lo hará también con giro, pero contrario al que llevaría si estuviera rodando libremente con el paño.

Si para este caso hacemos que la bola blanca choque contra la bola roja en reposo, la roja seguirá con la velocidad de la blanca, lo sabemos. La bola blanca tenderá a quedarse en el sitio de la roja, pero debido al giro en contra que no perderá, regresará. Es decir, si hacemos colisionar una bola de billar con giro en contra con otra en reposo, la primera se comportará como si tuviera menos masa que la segunda, y rebota.
En el caso contrario, si la bola blanca es golpeada por arriba del centro, haremos que se desplace hacia delante pero con giro a favor, como si desde el principio la fricción con el paño hiciera lo suyo. Al chocar contra una bola roja en reposo, la roja seguirá con la velocidad de la blanca, y esta última, por el giro a favor,  no se quedará en el sitio de la roja, sino que seguirá. Ahora se comportan como el choque de un cuerpo masivo contra uno liviano.
De lo anterior concluimos que si queremos que nuestra bola blanca regrese, se quede en el mismo lugar o siga hacia delante después de  golpear a una bola roja en repos, debemos golpearla con el taco en el lugar apropiado.

Ya sabemos que una bola, al rodar libremente, lleva dos movimientos: un desplazamiento hacia delante y un giro a favor, es decir, ha sido golpeado con el taco en la parte de arriba. Por lo tanto, al colisionar una bola blanca contra una roja, se comportarán como si la blanca tuviera más masa y “seguirá” a la roja. Esto sucede en tiros cuando dos bolas se encuentran muy separadas, ya que la fricción en el paño siempre le proporcionará, tarde o temprano, giro a favor a la bola blanca. Este hecho es importante para el juego de pull, ya que si la bola blanca cae en una buchaca siguiendo el mismo camino que la que acaba de golpear, el tiro se invalida.
Imaginemos tres bolas que vamos a golpear con la misma fuerza pero en tres puntos diferentes: la primera por abajo del centro, la segunda en el centro y la tercera arriba. ¿Cuál se desplazará mayor distancia por la mesa? Analicemos los casos:
v  La primera recorrerá un primer tramo, de unos cuantos centímetros, con giro contra. Por la fricción con el paño, tendrá que tomar giro a favor, y por este cambio perderá un poco de la energía que el taco le imprimió.
v  La segunda bola no llega giro inicialmente, y por la fricción con el paño deberá tomar giro a favor después de un pequeño tramo recorrido y también perderá energía, aunque no tanto como a la primera.
v  A la tercera ya le imprimimos el giro a favor como si estuviera desde el inicio en contacto con el paño; será la única de las tres que no pierda energía y, por lo tanto, recorrerá la mayor distancia posible.
Los jugadores de billar aprovechan este hecho para golpear a las bolas por arriba si desean que el desplazamiento de la bola blanca sea lo más largo posible. Pero, ¿cuán arriba?
Todos los puntos que se encuentran entre el ecuador de una bola hasta su polo norte son “arriba”. ¿Cuál es el punto preciso donde hay que golpear para que el giro de una bola sea el mismo que llevará por el contacto con el paño?
Si le pegamos muy arriba, cerca del polo norte, el giro a favor será demasiado rápido; si le pegamos cerca del ecuador, el giro a favor será muy lento. Con un fácil cálculo se deduce que la altura ideal donde hay que pegarle es a 7/10 de la altura total de la bola. Al golpearla ahí el giro que adquiere la bola es exactamente el mismo que tendría por el contacto con el paño. Sabiendo lo anterior, ¿qué altura creen que tienen las bandas de la mesa donde rebotan las bolas?   

Imaginaron bien: justamente 7/10 de la altura de la bola. De esta manera, cuando una bola choca con la banda, es empujada en el rebote a la altura ideal para que se desplace la mayor distancia posible por la mesa. Con cualquier otra altura de la banda, se perderá energía y no recorrerá tanta distancia.
Hemos hablado de los efectos por golpear las bolas por arriba y por abajo, ¿qué sucederá si las golpeamos por la derecha o por la izquierda? En estos casos, le imprimiríamos a la bola blanca, además del desplazamiento hacia delante, un giro en contra de las manecillas del reloj. Estos efectos son muy socorridos cuando las bolas rebotan en las bandas. Si no le proporcionáramos efecto derecho o izquierdo a una bola blanca que rebota en forma perpendicular contra una banda, regresaríamos exactamente por la misma trayectoria de partida. Pero si le proporcionamos efecto derecho, aunque la bola blanca llegue perpendicular a la banda, debido a la fricción, el rebote será hacia la derecha. En el caso contrario, hacia la izquierda.
Un hermoso tiro donde se pude magnificar este fenómeno es el siguiente: coloquemos la bola blanca cerca de la banda larga derecha. Golpeémosla con efecto derecho hacia esa banda. Si el efecto y la dirección  son apropiados, en el primer rebote, la bola blanca no perderá todo su efecto y se dirigirá hacia la banda de enfrente. En ese segundo rebote, debido al efecto, la bola tenderá a volver hacia la banda derecha y prácticamente conseguiremos que regrese por el mismo camino en que se fue. Podemos lograr así diferentes trayectorias que la bola puede tomar aunque rebote en la misma parte de una banda.

Todos los tiros que hemos simulado en este escrito se efectúan con una bola blanca que se dirige hacia el centro de una segunda bola. Pero desde luego los choques entre dos bolas también pueden ser de otra manera. Si la bola blanca apenas roza a una bola roja, la blanca prácticamente seguirá su trayectoria y la roja apenas se moverá. Cabe mencionar que existen todos los estados intermedios entre golpear en el centro a la bola roja y apenas rozarla. Golpeando con cierta “inclinación” a la bola roja, conseguimos que ésta se mueva hacia la izquierda y la blanca hacia la derecha. Si realizamos una combinación de este último tiro con un efecto por debajo de la bola blanca, esta última se moverá hacia la derecha y en retroceso.
Hemos dado algunos tips para los que deseen iniciar la práctica en este juego. Podríamos hablar también un poco sobre la geometría de la mesa, pero creemos conveniente dejarlo para una siguiente ocasión. ¡Con lo que tenemos hasta ahora es suficiente como para entretenernos un buen rato!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL LEON QUE NO SABIA ESCRIBIR


EL LEON QUE NO SABIA ESCRIBIR




El león que no sabía escribir. Pero eso no le importaba porque podía rugir y mostrar sus dientes. Y no necesitaba más.
Un día, se encontró con una leona.
La leona leía un libro y era muy guapa. El león se acercó y quiso besarla. Pero se detuvo y pensó: “Una leona que lee es una dama. Y a una dama se le escriben cartas antes de besarla”. Eso lo aprendió de un misionero que se había comido. Pero el león no sabía escribir.
Así que fue en busca del mono y le dijo: “¡Escríbeme una carta para la leona!”.
Al día siguiente, el león se encaminó a correos con la carta. Pero, le habría gustado saber  qué era lo que había escrito el mono. Así que se dio la vuelta y el mono tuvo que leerla.
El mono leyó: “Queridísima amiga: ¿quiere trepar conmigo a los árboles? Tengo también plátanos. ¡Exquisitos! Saludos, León”.
“Pero noooooo!, rugió el león.  “¡Yo nunca escribiría algo así!” Rompió la carta y bajó hasta el río.
Allí el hipopótamo le escribió una nueva carta.
Al día siguiente, el león llevó la carta a correos. Pero le habría gustado saber qué había escrito el hipopótamo. Así que se dio la vuelta y el hipopótamo leyó:
“Queridísima amiga: ¿quiere usted nadar conmigo y bucear en busca de algas? ¡Exquisitas! Saludos, León.
“¡Noooooo!”, rugió el león. “¡Yo nunca escribiría algo así!”. Y esa tarde, le tocó el turno al escarabajo se esforzó tremendamente e incluso echó perfume en el papel.
Al día siguiente, el león llevo la carta a correos y pasó por delante la jirafa.
“¡Uf!, ¿a qué apesta aquí?”, quiso saber la jirafa.
“¡La carta! –Dijo el león-. ¡Tiene perfume de escarabajo!”
“Ah-Dijo la jirafa-, ¡me gustaría leerla!”
Y leyó la jirafa: “Queridísima amiga: ¿quiere usted arrastrarse conmigo bajo la tierra? ¡Tengo estiércol! ¡Exquisito! Saludos, León.
“¡Pero noooooo! –rugió el león- ¡Yo nunca escribiría algo así!”.
“¿No la has hecho?”, dijo la jirafa.
“¡No!” –rugió el león- ¡Noooooo!
¡No! Yo escribiría lo hermosa que es.  Le escribiría lo mucho que me gustaría verla. Sencillamente, estar juntos. Estar tumbados, holgazaneando, bajo un árbol. Sencillamente, ¡Mirar juntos el cielo al anochecer! ¡ ¡Eso no puede resultar tan difícil!”.
Y el león se puso a rugir. Rugió todas las maravillosas cosas que él escribiría, si supiera escribir.
Pero el león no sabía. Y así, continuó rugiendo un rato.
“¿Por qué entonces no escribió usted mismo?”
El león se dio la vuelta: “¿Quién quiere saberlo?” –dijo “Yo”- dijo la leona.
Y el león, de afilados colmillos, contestó suavemente: “Yo no he escrito porque no sé escribir”. La leona sonrió
Si queremos decir algo, con nuestros propios sentimientos e ideas, tenemos que escribirlo nosotros mismos.
Martín Baltscheit, El león que no sabía escribir.

martes, 4 de septiembre de 2012

Buda [Siddharta Gautama]


Buda
 [Siddharta Gautama]
Nació en la frontera entre Nepal y la India, cerca del año 560 AC, y murió en India en el 480 AC.  Fue el fundador del budismo.  Los datos biográficos acerca de la vida de Buda son escasos y fragmentarios, procedentes en su mayoría de tres grandes fuentes: los vinaya, los sutta-pitaka y el buddhacarita de Asvaghosa, todos ellos textos posteriores a su tiempo. 
Por otro lado, en su biografía se mezclan distintas leyendas y tradiciones, todo lo cual imposibilita el conocimiento exacto de fechas y actos.  Hay, sin embargo, cierto consenso en ubicar el nacimiento de Buda en el seno de una familia de casta elevada.  Su padre, Suddhodana, era monarca de los Sakya, clan de la región de Kapilavastu.  A su madre, Maya, Buda no llegó a conocerla, pues falleció una semana después de que él naciera.
Tras una infancia y una adolescencia propias de su procedencia cortesana, Buda contrajo matrimonio con su prima Yasodhara, con quien tuvo un hijo varón al que llamaron Rahula.  A los veintinueve años, hastiado de su condición principesca y muy afectado por los sufrimientos de sus semejantes, decidió abandonar el palacio paterno para encontrar la causa del dolor humano y una vía hacia la libertad. 
Con este fin, Buda se entregó al ascetismo más riguroso, del cual, sin embargo, no extrajo ningún conocimiento.  Tras varios años de infructuosa meditación, el día de luna llena de Vesakha (mayo del 523 AC) Buda se sentó bajo una higuera sagrada en Uruvela, a orillas de un afluente del río Ganges, dispuesto a no moverse de allí hasta alcanzar el verdadero conocimiento.  Este le sobrevino durante la noche, una vez superadas las tentaciones que para alejarlo de su fin dispuso el dios Mara.  Gautama obtuvo la iluminación y se convirtió desde entonces en el Buda, que significa, El Iluminado.  A partir de aquel instante, dedicó el resto de su existencia a predicar el dharma, es decir, la doctrina o ley suprema de todas las cosas.
Sus primeros discípulos fueron cinco ascetas, antiguos compañeros suyos, ante quienes pronunció en Benarés su primer sermón, conocido como Discurso sobre el Movimiento de la Rueda del Dharma, y en el cual Buda explicó por vez primera la doctrina de las Cuatro Verdades.  Estos cinco ascetas fueron los primeros integrantes de la sangha («la comunidad»), la cual fue ampliándose durante los siguientes años, dedicados íntegramente por Buda a la difusión de la nueva fe y a la organización de la bhikku, la comunidad monástica del naciente budismo.
Tras escapar de un intento de asesinato a manos de su primo Devadatta, acontecido ocho años antes de su muerte, y conseguida la conversión de su esposa y su hijo a la nueva doctrina, Buda enfermó de disentería, dolencia que le produjo la muerte a los ochenta años de edad.  Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas y reliquias, que con el tiempo fueron objeto de culto, se repartieron entre sus discípulos más avanzados o fueron encerradas en diez stupas o monumentos funerarios.
Buda no dejó ninguna obra escrita.  Sus enseñanzas se transmitieron oralmente hasta su transcripción, cuatro siglos después, en el Canon Pali.  La nueva doctrina revelada por él otorgaba un papel secundario al conjunto de divinidades, estaba abierta a los miembros de todas las clases sociales y defendía que el ser está sometido al samsara (la rueda de los nacimientos y las muertes), en movimiento hasta que la acción (karma) no la detenga.  Por karma se entiende que es el destino de un ser vivo condicionado por los actos realizados en sus vidas anteriores. 
De este planteamiento inicial surgen las Cuatro Verdades Nobles: el mundo es sufrimiento; éste deriva de los deseos humanos; el único camino hacia la salvación pasa por la renuncia voluntaria al deseo; la salvación se consigue por medio de ocho principios nobles.  Estos son: la comprensión recta, el pensamiento recto, la palabra recta, la acción recta, el medio de existencia recto, el esfuerzo recto, la atención recta y la concentración recta.  Cuando el ser humano los aplica se consigue la vía media, que abre las puertas a una existencia equilibrada.  El objetivo final de la existencia es el nirvana, al cual se llega tras el agotamiento del karma y de la perenne cadena de las reencarnaciones.
Basado en texto de:   www.terra.es/personal8/biografia  y  www.britannica.com
Algunas de sus historias
Anciana Mendiga
En la época de Buda vivió una anciana mendiga llamada
―Confiar en la Alegría‖. Esta mujer observaba cómo reyes, príncipes y demás personas hacían ofrendas a Buda y sus discípulos, y nada le habría gustado más que poder hacer ella lo mismo. Así pues, salió a mendigar, y después de un día entero sólo había conseguido una monedita. Fue al vendedor de aceite para comprarle un poco, pero el hombre le dijo que con tan poco dinero no podía comprar nada. Sin embargo, al saber que quería el aceite para ofrecérselo a Buda, se compadeció de ella y le dio lo que quería. La anciana fue con el aceite al monasterio y allí encendió una lamparilla, que depositó delante de Buda  mientras le expresaba este deseo:
 – No puedo ofrecerte nada más que esta minúscula lámpara. Pero, por la gracia de esta ofrenda, en el futuro sea yo bendecida con la lámpara de la sabiduría. Pueda yo liberar a todos los seres de sus tinieblas. Pueda purificar todos sus oscurecimientos y conducirlos a la iluminación‖ A lo largo de la noche se agotó el aceite de todas las demás lamparillas, pero la de la anciana mendiga aún seguía ardiendo al amanecer cuando llegó. Maudgalyayana, discípulo de Buda, para retirarlas. Al ver que aquella todavía estaba encendida, llena de aceite y con una mecha nueva, pensó: ‖No hay motivo para que esta lámpara permanezca encendida durante el día‖, y trató de apagarla de un soplido. Pero la lámpara continuó encendida. Trató de apagarla con los dedos, pero siguió brillando. Trató de extinguirla con su túnica, pero aun así siguió ardiendo.

El Egoísmo
El primer ministro de la dinastía Tangera un héroe nacional por su éxito como estadista y líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba a sí mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenía, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y un respetuoso estudiante. Un día, durante su usual visita, el primer ministro le preguntó al maestro, "Su Reverencia, según el Budismo ¿qué es el egoísmo?". La cara del maestro se puso roja, y en un tono de voz muy condescendiente e insultante, increpó a modo de respuesta, "¿¡Qué clase de pregunta estúpida es ésa!?".Esta imprevista respuesta conmocionó tanto al primer ministro que llegó a fruncir el ceño y a enfadarse. Entonces el maestro de Zen sonrió y dijo, "ÉSTO, Su Excelencia, es egoísmo.

Buda, que había estado contemplando la escena, le dijo:
 –  ¿Quieres apagar esa lámpara, Maudgalyayana? No podrás. No podrías ni siquiera moverla, y mucho menos apagarla. Siderramaras toda el agua del océano sobre ella, no se apagaría. El agua de todos los ríos y lagos del mundo no bastaría para extinguirla.
 –  ¿Por qué no?
 – Porque esta lámpara fue ofrecida con devoción y con pureza de mente y corazón. Y esa motivación la ha hecho enormemente beneficiosa. Cuando Buda terminó de hablar, la mujer se le acercó, y él profetizó que en el futuro llegaría a convertirse en un buda
 perfecto llamado ―Luz de la lámpara‖. Así pues, es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que determina el fruto de nuestros actos. Shantideva dijo:"Toda la dicha que hay en este mundo, Toda proviene de desear que los demás sean felices; Y todo el sufrimiento que hay en este mundo,
Todo proviene de desear ser feliz yo‖
Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a nosotros mismos felicidad futura.




INTELIGENCIA.
Usa tu inteligencia para buscar las cosas donde están y no donde no están, incluso si está oscuro. Busca dentro de tí. Una tarde la gente vio a Rabiya buscando algo en la calle frente a su choza. Todos se acercaron a la pobre
anciana,‖¿Qué pasa?‖
-le preguntaron-
‖¿qué estás buscando?‖.―Perdí mi aguja‖, dijo ella. Y todos la ayudaron a buscar la. Pero alguien le preguntó: ―Rabiya, la calle es larga, pronto no habrá más luz. Una aguja es algo muy pequeño ¿porqué no nos dices exactamente dónde se te cayó?‖.―Dentro de mi casa‖, dijo Rabiya.―¿Te has vuelto loca?‖ -preguntó la gente- ‖Si la aguja se te ha caído dentro de tu casa, ¿porqué la buscas aquí afuera?‖.―Porque aquí hay luz, dentro de la casa no Hay‖.―Pero aún habiendo luz, ¿cómo podremos encontrar la aguja aquí si no es aquí donde la has perdido? Lo correcto sería llevar una lámpara a la casa y buscar allí la aguja‖.
Y  Rabiya se rió. ―Sois tan inteligentes para las cosas pequeñas ¿cuándo vais a
utilizar esta inteligencia para vuestra vida interior?

Os he visto a todos buscando afuera y yo sé perfectamente bien, lo sé por mi propia experiencia que lo que buscáis está perdido dentro. Usad vuestra inteligencia ¿porqué buscáis la felicidad en el mundo externo? ¿Acaso lo habéis perdido allí?‖.Se quedaron sin palabras y Rabiya desapareció dentro de su casa.

Ni tú ni yo somos los mismos
El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto amatarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de los sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con suprimo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó: -¿No estás enfadado, señor?-No, claro que no. sin salir de su asombro, inquirió:-¿Por qué? Y el Buda dijo:-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada. El Maestro dice: Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.