LA CONQUISTA
Ocupada por los indígenas
otomíes en la época prehispánica, la región de Querétaro fue conquistada en
etapas sucesivas por tribus chichimecas, purépechas y aztecas. Estos
últimos establecieron puestos militares para la vigilancia y control de
mercancías y tributos.
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La
Conquista
Hacia 1531 el
conquistador Fernando de Tapia conminó a los caciques indígenas para que se
rindiesen pacíficamente, por lo que ambos bandos decidieron efectuar un combate
simbólico el 25 de julio del mismo año. Las crónicas de la época mencionan que
el combate no pudo concluirse, debido a que al caer la tarde el cielo se nubló
y una gran cruz apareció en las alturas atemorizando a los indígenas.
Los personajes relevantes que tomaron parte en la fundación y consolidación de la ciudad de Querétaro fueron en primer término Fernando de Tapia, y un indígena converso llamado Conín y que era homónimo del conquistador. Este individuo, junto con su hijo Diego de Tapia, estuvo al cuidado de la recién fundada villa hasta el año de 1571, en que falleció. Otros personajes fueron el virrey don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, que en 1606 le otorgó a Querétaro categoría de pueblo y título de villa, y don Francisco Fernández de la Cueva, duque de Albuquerque, quien le dio el título de "muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro". En el siglo XVII, por la bonanza económica que alcanzó la población, fue considerada como la tercera en importancia de la Nueva España.
La Relación de Querétaro, documento fechado en 1582, cita que "el pueblo está muy galantemente fundado en forma de un juego de ajedrez según lo trazó el dicho Juan Sánchez Alanís con muy grandes y espaciosas calles puestas en buen concierto y orden". Esta descripción corresponde a la típica estructura colonial. El nombre Querétaro es de origen purépecha y su significado es "lugar del juego de pelota", aunque algunos historiadores le han atribuido el de "lugar o pueblo de piedras grandes o peñascos". La ciudad se caracteriza por poseer una buena cantidad de edificios levantados durante la Colonia y además tiene un destacado sitio en la historia mexicana por los sucesos que en ella se desarrollaron. Aunado a ello, la fisonomía urbana ofrece una agradable impresión al mostrar sus casas, palacios y templos fabricados por lo general en cantera de color rosa.
De los múltiples y variados monumentos coloniales que allí se levantan, uno de los que tienen un especial significado es la capilla del Calvarito, debido a que el sitio donde se localiza, la esquina de la avenida Independencia y la calle de la Luna, fue donde se ofició la primera misa el 26 de julio de 1531; otra edificación que también reviste gran importancia es la iglesia y convento de la Cruz , ubicada frente al Calvarito, ya que se dice que en este lugar se almacenaron las armas de los combatientes antes de la batalla del 25 de julio de 1531. El actual edificio data de 1683 y en él se fundó el primer colegio de América de Propaganda Fide, circunstancia que parece indicar que esta es la zona más antigua de la ciudad.
En el centro, frente al jardín Obregón, se localiza el ex convento de San Francisco construido en el siglo XVI y que aloja al Museo Regional. Posee tres bellos patios interiores y la muestra museográfica que exhibe, abarca la historia de la ciudad. Otros edificios coloniales importantes son: el templo de la Congregación de Guadalupe, construido en 1680 con una sencilla portada en estilo barroco sobrio, y de gran importancia por ser el primero, después del de la ciudad de México, dedicado a la Guadalupana; el templo y ex convento de monjas de Santa Clara, fundado por Diego de Tapia en 1633 y en cuyo interior existen algunos bellos retablos con pinturas de buena calidad, además de la reja del antiguo coro ejecutada en hierro forjado; el templo de Santiago que perteneció a los jesuitas, levantado en 1625 y modificado en 1775 y el templo de Santo Domingo de Guzmán, que también fue convento, se concluyó en 1697.
De las construcciones erigidas durante el siglo XVIII, se conservan el ex convento de Capuchinas, fechado en 1771; el del Carmen de 1759 que junto con el templo y ex convento de San Agustín, son considerados de los conjuntos más interesantes de la ciudad. Del último es notable su hermosa portada con magníficas esculturas, mientras que el convento exhibe su maravilloso patio, único en su tipo, cuajado de una ornamentación barroca plena de simbolismo y fantasía. En este recinto se aloja el Museo de Arte. Finalmente, el más importante, de estos monumentos es el templo de Santa Rosa de Viterbo, sin duda el más rico de la ciudad por su concepción arquitectónica y por la hermosa decoración de su interior que, entre retablos, pinturas y esculturas, muestra sólo una pequeña parte de la espléndida manifestación de las artes en el periodo barroco.
En el campo de la arquitectura civil predominan las edificaciones del siglo XVIII, entre las que se pueden mencionar la Casa del Águila de Oro , con su elegante balcón de hierro forjado en esquina, el Palacio de Gobierno, que fuera residencia de la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez y que se construyó para destinarlo a casas reales y cárceles; la barroca casa que era de la marquesa de la Villa del Villar del Águila, con su bella fachada y su magnífico patio interior; la Casa del Conde de Sierra Gorda, también en estilo barroco; la Casa de los Gatos y la de los Perros, con elementos ornamentales relativos a las figuras de estos animales; la Casa Escala, con su fachada profusamente ornamentada y el antiguo Palacio Municipal.
En los alrededores de Querétaro se encuentra la cercana Villa Corregidora, con su convento franciscano de principios del siglo XVII con su santuario anexo y la parroquia de San Francisco, del mismo siglo.
Más retirados están Tequisquiapan, con su capilla de la Magdalena, construida en el siglo XVI y en donde se celebró la primera misa del pueblo. Desde esta población se puede llegar a San Juan del Río, fundado en 1531 y declarado zona de monumentos históricos el 3 de diciembre de 1986, por sus variadas edificaciones como el templo y ex convento de Santo Domingo, fundado por fray Felipe Galindo Chávez en 1690 con un fuerte sabor barroco; el templo y hospital de San Juan de Dios, de la misma época que el anterior; el templo del Sagrado Corazón y el beaterío de Hermanas Terceras de San Francisco.
En las inmediaciones de la Sierra Gorda, al extremo nororiente del estado y enclavados en medio de una abrupta geografía, se localizan cinco buenos ejemplos de misiones franciscanos, todas ellas realizadas al estilo barroco entre 1751 y 1769, bajo la intensa supervisión del célebre fray Junípero Serra, fraile mallorquino que emprendió, junto con algunos otros religiosos, la evangelización de esas inhóspitas regiones.
Las cinco misiones se reparten en distintas poblaciones del área. Así, en Jalpan está la dedicada a Santiago el Mayor; la de Landa de Matamoros a la Inmaculada Concepción; la de Tilaco a San Francisco de Asís; la de Tancoyol a Nuestra Señora de la Luz y la de Concá a San Miguel Arcángel, todas con magníficas portadas hechas en argamasa y en las que es patente la prodigiosa mano artesanal de los indígenas.
Los personajes relevantes que tomaron parte en la fundación y consolidación de la ciudad de Querétaro fueron en primer término Fernando de Tapia, y un indígena converso llamado Conín y que era homónimo del conquistador. Este individuo, junto con su hijo Diego de Tapia, estuvo al cuidado de la recién fundada villa hasta el año de 1571, en que falleció. Otros personajes fueron el virrey don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, que en 1606 le otorgó a Querétaro categoría de pueblo y título de villa, y don Francisco Fernández de la Cueva, duque de Albuquerque, quien le dio el título de "muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro". En el siglo XVII, por la bonanza económica que alcanzó la población, fue considerada como la tercera en importancia de la Nueva España.
La Relación de Querétaro, documento fechado en 1582, cita que "el pueblo está muy galantemente fundado en forma de un juego de ajedrez según lo trazó el dicho Juan Sánchez Alanís con muy grandes y espaciosas calles puestas en buen concierto y orden". Esta descripción corresponde a la típica estructura colonial. El nombre Querétaro es de origen purépecha y su significado es "lugar del juego de pelota", aunque algunos historiadores le han atribuido el de "lugar o pueblo de piedras grandes o peñascos". La ciudad se caracteriza por poseer una buena cantidad de edificios levantados durante la Colonia y además tiene un destacado sitio en la historia mexicana por los sucesos que en ella se desarrollaron. Aunado a ello, la fisonomía urbana ofrece una agradable impresión al mostrar sus casas, palacios y templos fabricados por lo general en cantera de color rosa.
De los múltiples y variados monumentos coloniales que allí se levantan, uno de los que tienen un especial significado es la capilla del Calvarito, debido a que el sitio donde se localiza, la esquina de la avenida Independencia y la calle de la Luna, fue donde se ofició la primera misa el 26 de julio de 1531; otra edificación que también reviste gran importancia es la iglesia y convento de la Cruz , ubicada frente al Calvarito, ya que se dice que en este lugar se almacenaron las armas de los combatientes antes de la batalla del 25 de julio de 1531. El actual edificio data de 1683 y en él se fundó el primer colegio de América de Propaganda Fide, circunstancia que parece indicar que esta es la zona más antigua de la ciudad.
En el centro, frente al jardín Obregón, se localiza el ex convento de San Francisco construido en el siglo XVI y que aloja al Museo Regional. Posee tres bellos patios interiores y la muestra museográfica que exhibe, abarca la historia de la ciudad. Otros edificios coloniales importantes son: el templo de la Congregación de Guadalupe, construido en 1680 con una sencilla portada en estilo barroco sobrio, y de gran importancia por ser el primero, después del de la ciudad de México, dedicado a la Guadalupana; el templo y ex convento de monjas de Santa Clara, fundado por Diego de Tapia en 1633 y en cuyo interior existen algunos bellos retablos con pinturas de buena calidad, además de la reja del antiguo coro ejecutada en hierro forjado; el templo de Santiago que perteneció a los jesuitas, levantado en 1625 y modificado en 1775 y el templo de Santo Domingo de Guzmán, que también fue convento, se concluyó en 1697.
De las construcciones erigidas durante el siglo XVIII, se conservan el ex convento de Capuchinas, fechado en 1771; el del Carmen de 1759 que junto con el templo y ex convento de San Agustín, son considerados de los conjuntos más interesantes de la ciudad. Del último es notable su hermosa portada con magníficas esculturas, mientras que el convento exhibe su maravilloso patio, único en su tipo, cuajado de una ornamentación barroca plena de simbolismo y fantasía. En este recinto se aloja el Museo de Arte. Finalmente, el más importante, de estos monumentos es el templo de Santa Rosa de Viterbo, sin duda el más rico de la ciudad por su concepción arquitectónica y por la hermosa decoración de su interior que, entre retablos, pinturas y esculturas, muestra sólo una pequeña parte de la espléndida manifestación de las artes en el periodo barroco.
En el campo de la arquitectura civil predominan las edificaciones del siglo XVIII, entre las que se pueden mencionar la Casa del Águila de Oro , con su elegante balcón de hierro forjado en esquina, el Palacio de Gobierno, que fuera residencia de la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez y que se construyó para destinarlo a casas reales y cárceles; la barroca casa que era de la marquesa de la Villa del Villar del Águila, con su bella fachada y su magnífico patio interior; la Casa del Conde de Sierra Gorda, también en estilo barroco; la Casa de los Gatos y la de los Perros, con elementos ornamentales relativos a las figuras de estos animales; la Casa Escala, con su fachada profusamente ornamentada y el antiguo Palacio Municipal.
En los alrededores de Querétaro se encuentra la cercana Villa Corregidora, con su convento franciscano de principios del siglo XVII con su santuario anexo y la parroquia de San Francisco, del mismo siglo.
Más retirados están Tequisquiapan, con su capilla de la Magdalena, construida en el siglo XVI y en donde se celebró la primera misa del pueblo. Desde esta población se puede llegar a San Juan del Río, fundado en 1531 y declarado zona de monumentos históricos el 3 de diciembre de 1986, por sus variadas edificaciones como el templo y ex convento de Santo Domingo, fundado por fray Felipe Galindo Chávez en 1690 con un fuerte sabor barroco; el templo y hospital de San Juan de Dios, de la misma época que el anterior; el templo del Sagrado Corazón y el beaterío de Hermanas Terceras de San Francisco.
En las inmediaciones de la Sierra Gorda, al extremo nororiente del estado y enclavados en medio de una abrupta geografía, se localizan cinco buenos ejemplos de misiones franciscanos, todas ellas realizadas al estilo barroco entre 1751 y 1769, bajo la intensa supervisión del célebre fray Junípero Serra, fraile mallorquino que emprendió, junto con algunos otros religiosos, la evangelización de esas inhóspitas regiones.
Las cinco misiones se reparten en distintas poblaciones del área. Así, en Jalpan está la dedicada a Santiago el Mayor; la de Landa de Matamoros a la Inmaculada Concepción; la de Tilaco a San Francisco de Asís; la de Tancoyol a Nuestra Señora de la Luz y la de Concá a San Miguel Arcángel, todas con magníficas portadas hechas en argamasa y en las que es patente la prodigiosa mano artesanal de los indígenas.
Cuenta la
leyenda (conocida como la Leyenda Dorada) que en el año de 1531 se llevo a
cabo la conquista y la fundación de Querétaro, la cual se consumó por medio
de una batalla muy singular.
Un indio
de raza otomí cuyo origen fue el pueblo de Nopala, cercano a Jilotepec, acabó
por convertirse en pieza muy importante para que los conquistadores españoles
pudiesen lograr su objetivo. Conín fue su nombre y como era un excelente
comerciante y negociador, viajaba con mucha frecuencia a la zona denominada
La Cañada. En ese sitio se asentaban tribus chichimecas que recibían a Conín
como un amigo, entregándole pieles de animales a cambio de sal y granos.
Para el año de 1529, Conín y un
grupo de familias otomíes decidieron asentarse en la comarca cercana a La
Cañada y como en ese sitio había muchas peñas le denominaron Queréndaro, que
en lenguaje tarasco significa "Lugar donde hay peñas".
Cuando Don Hernán Pérez de Bocanegra regresó de Michoacán, acompañado de un religioso franciscano que tenía la encomienda de catequizar a la región, aprovecharon las dotes diplomáticas de Conín, el cual fue convertido al catolicismo y bautizado con el nombre español de Fernando de Tapia.
Este hombre fue el encargado de
convencer a las tribus otomíes de la región de Jilotepec para que se aliarán
a Conín y le ayudaran en la complicada tarea de conquistar y catequizar a los
pobladores chichimecas de La Cañada.
El ejército conquistador,
comandado por Fernando de Tapia (Conín), partió de San Juan del Río el 23 de
Julio de 1531 y acampó en el Cerro Colorado el cual se encuentra cerca del
Valle de Querétaro. Desde ese lugar Fernando de Tapia envió emisarios para
que se entrevistaran con el Cacique de los Chichimecas don Juan Bautista
Criado.
Al día siguiente regresaron al
Campamento los emisarios acompañados por representantes del Cacique
Chichimeca. Ya en el Parlamento, se acordó que el sometimiento seria
pacífico, pero para demostrar la fuerza de los dos grupos se llevaría a cabo
un combate en el cual pelearía el mismo número de hombres, sin armas, cuerpo
a cuerpo, usando solamente los brazos, los pies y la boca.
Al amanecer del siguiente día,
25 de Julio de 1531, se le dio principio a la batalla, los dos grupos
lucharon durante todo el día y al atardecer aún no había vencedor. Los
españoles al darse cuenta de la superioridad de los Chichimecas y al
encontrarse ellos en inferioridad, comenzaron a pedir auxilio invocando a su
santo patrono Señor Santiago, en ese momento el cielo oscureció, se eclipsó
el sol, salieron las estrellas y apareció en el cielo una cruz, como de
cuatro varas de alto, y a su lado el Apóstol Santiago montado en un brioso
caballo. Los Chichimecas al darse cuenta de esto se rindieron.
Desde ese momento, la ciudad ha
llevado el nombre de la muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro. En
el escudo de armas de la ciudad se observa un óvalo en cuyo centro se ve una
cruz, teniendo a su lado al Apóstol Santiago a caballo, y en el cuartel
superior, el Sol poniéndose y el cielo cubierto de estrellas.
Querétaro es el nombre que le
dieron los españoles al anterior Queréndaro, cuyo significado era "Lugar
donde hay peñas".
Esta leyenda fue redactada
por Marisa, en base a los datos del libro "Así es Querétaro" de Don
Manuel M. de la Llata", publicado por Editorial Nevado en 1981.
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